El paisaje cultural de la Conca de Barberà es un testigo de la interacción entre las personas y el territorio a lo largo de la historia, donde los elementos naturales como montañas y ríos se combinan con las improntas de la actividad humana, como los caminos y las masías. Este paisaje continúa siendo fundamental para la identidad de la zona, y se mantiene vivo gracias a la relación constante entre la natura y los habitantes.
Las artistas seleccionadas —Anna Noria, Nuria Albà, Ester Ramón, Nuria Rion y Montserrat Pallarès— han sido escogidas por su capacidad de capturar la relación profunda entre las personas y el paisaje. A través de sus obras, estas artistas aportan una nueva perspectiva sobre el territorio, vinculada a la memoria personal y a las vivencias cotidianas. Las mujeres, históricamente vinculadas en la tierra y a las tareas agrícolas, han adquirido un papel transformador en la nueva ruralidad, con una visión innovadora sobre la gestión del paisaje y la sostenibilidad.
Anna Noria, mediante la cestería, con sus obras Territori teixit y Teixint territori explora la relación entre las personas y la tierra de secano, simbolizando resistenciay crecimiento a través de la zarza. Nuria Albà, con Camins i Hàbitats, reflexiona sobre la simbiosis entre la natura y las personas, utiliza las sendas como símbolos de conexión y de preservación de los hábitats. Mientras que Ester Ramón, con Fites, explora las señales de los caminos como símbolos de investigación personal. Nuria Rion, a través de la serie Espaitemps, los trata como recorridos de memoria e identidad. Finalmente, Montserrat Pallarès, con Recreo 11, sus réplicas y Acabando de sembrar utiliza los recuerdos de la niñez para crear una visión única del paisaje, poniendo de manifiesto la conexión entre la natura, la memoria y el paso del tiempo.
Este conjunto de artistas nos invita a reflexionar sobre como el paisaje de la Conca de Barberà se configura a través de sus elementos físicos y las improntas en la memoria colectiva. Sus obras recuerdan la importancia de preservar la relación entre las personas y el territorio para las generaciones futuras, y destacan el papel de las mujeres como motor de cambio y renovación en el mundo rural.